BUSCA ALGUNA AVENTURA


LE CHÂTEAU DE MARIE ANTOINETTE PT.1


Cuando llegué a París, sólo podía pensar en las ideas tan cliché que existían sobre la ciudad. No soy la persona más romántica del mundo, por lo cual no buscaba el amor, yo buscaba vivir París, pero más que nada visitar y conocer un vecino suyo.





Al viajar busco conocer y aprender, así que ese día al despertar, me dirigí a Gare du Nord por mis maletas, rogando por que siguieran ahí -tal y como había mencionado en La Ciudad de las Luces, Gare du Nord no era buena idea de noche, pues se encuentra en un barrio... Digamos, pesado-.

Regresé a la casa que me adoptó. Tomé una ducha y me arreglé para ir a visitar el castillo más hermoso de todos. Salí de Boulogne-Billancourt en el metro de Marcel Sembat dirigiendome a La Muette, para cambiar de Metro a RER C tomando Boulainvillers en dirección a Champ De Mars Tour Eiffel, cambiando de sentido (al contrario) para moverme hacia Gare de Versailles Château Rive-Gauche (pasando por al menos ocho estaciones).
Mapa que me ayudó a viajar en las diversas estaciones de tren (Google Maps también ayudó un poco).
Un recorrido largo, pero valió totalmente la pena cuando llegué al encantador poblado de Versailles. Uno de mis más íntimos deseos estaba por cumplirse.

Crucé por la pequeña estación de trenes, habían militares por todos lados, -fué la temporada en la que Francia había estado teniendo atentados-. Salí, nunca me había imaginado que existiera un pueblo situado en las afueras del, que alguna vez fue, castillo de Maria Antonieta.


Mairie de Versailles (Ayuntamiento Municipal)

Llegué a la esquina de la calle, según me lo indicaba el mapa, volteé a la derecha dónde se encontraba el edificio Mairie de Versailles y al momento de voltear a la izquierda, sentí como mi corazón palpitó con tanta emoción mi pecho presionaba las lagrimas de mis ojos. Pisé la Avenue de Paris, emprendiendo mi camino hacia el gran Palacio de Versailles.


Vista Panorámica de la entrada al Château de Versailles
El camino era corto, pero con las ansias y la emoción, se sintió largo. Aún cuando fuese un día soleado, el frío era incesante y penetrante. Sin embargo, no importó al momento en que llegué al frente de Versailles. Todos esos edificios, la arquitectura, el oro, los materiales y los diseños, todo era igual.


Cour d'Honneur

No pude evitar verme como cualquier turista chino, tomando y tomando fotos de absolutamente toda la vista. Aún cuando ni siquiera compraba el boleto de entrada. Al ingresar me retiraron la mayoría de la ropa y la bolsa que llevaba, medidas preventivas por los atentados.

The Wild Bobcat parado en el Cour d'Honneur, en vestido y muy elegante para conocer Versailles.

Era tanta mi euforia por ingresar que compré mi boleto sin saber qué incluía, ni el horario del palacio. Al estar dentro, me sedujo la belleza y encantos de los edificios. No sabía ni por dónde empezar, así que me dirigí a los jardines inmensos. Y vaya que detuvieron mi respiración, me quedé sin palabras, pasmada por su grandiosidad y lo imponentes que son. Extensos campos de árboles, fuentes y caminos que cumplían uno de mis sueños, visitar el castillo y caminar por los jardines de la reina María Antonietta.


Vista de los Jardines de Versailles
Después de la caminata por los jardines, sentí hambre, eran las 16:30 horas, aproximadamente. Ingresé a la cafetería del castillo, escondida al fondo de un pasillo de grandes puertas con el estilo del palacio. Ordené un chocolate caliente y un sandwich, los precios de Francia son los más caros con los que me he topado. En fin, tomé un momento para comer y cargar mi teléfono.


The Wild Bobcat perdido en los jardines de la reina

Al terminar, traté de recordar el camino por el cual había llegado. Sin embargo, la puerta, que creí había sido mi entrada, se encontraba cerrada. Tuve que tomar una vía alterna. A mi lado había un par de viejitas igualmente perdidas. Comenzaron a preguntarme, en francés, cuál era la salida. No tenía ni idea. De modo que continuamos el descenso por unas escaleras, siguiendo los carteles que decían "sortie" (salida).
Estatua de Louis XIV, sobre la Avenue Rockefeller, de frente a la Avenue de Paris


Al final un jóven, que al parecer trabajaba ahí, me indicó que esa era la salida a la calle. Por lo cual le pregunté cuál era el retorno al palacio. No había retorno, el palacio cerraba sus puertas a las 17:00 horas. Tristemente tuve que terminar mi día en Versailles, regresando a París. La falta de información, el exceso del entusiasmo y el hambre no fueron mis aliados ese día. Más no quita el que haya disfrutado mi primer día en Versailles. "Sin pensarlo, regreso mañana." Tomé el tren de regreso a París, la misma ruta y el mismo largo camino.





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